LA CASA DE CAMPO

     Todos los fines de semana el arquitecto Benavídez visitaba su casa de campo. Aunque nunca lo reconocía, en realidad le encantaba estar solo. Alejarse de la ciudad, alejarse de todo y simplemente estar solo. Cuando llegaba, siempre repetía la misma rutina: encendía la chimenea, ponía un poco de música, se servía un trago puro y finalmente se arrellanaba en su viejo sofá. Allí sentía que se hundía mientras veía la danza del humo y las llamas al interior de la chimenea.

     Esa noche hacía más frío de lo habitual y la llovizna se estaba convirtiendo en aguacero. Benavídez aparcó el jeep, se bajó rápidamente y corrió para no empaparse por completo. Cuando ingresó a la casa, repitió el ritual de siempre: la chimenea, la música, el trago, la comodidad del viejo sofá…Hasta allí todo era perfecto, pero pronto identificó un grave problema: la leña era escasa. Hizo cálculos mentales y se percató que el fuego no duraría más de una hora. Mientras Benavídez pensaba alternativas, las llamas poco a poco se fueron extinguiendo.

     Cuando quedaba el último suspiro del fuego, el arquitecto decidió arrancar una de las tablas de la cama para meterla en la chimenea. Las llamas se avivaron al igual que sus ojos se inflamaron de un extraño resplandor. Acto seguido y sin pensarlo mucho, tomó una de las sillas del comedor para lanzarla al fondo del fuego.  Después le tocó el turno a la mesa y las puertas de las habitaciones. Siguieron los baúles, los libros y los instrumentos musicales. De inmediato metió en el fuego los armarios, los cajones y las cortinas…Ya frenético, el arquitecto Benavídez, metió todos y cada uno de los objetos de la casa de campo en el fondo de la garganta de la chimenea. Lo último que hizo fue desvestirse, lanzar toda su ropa y meterse él mismo entre las llamas.  Aunque nunca lo reconocía, en realidad le encantaba estar solo.

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Art of Smoke Photography

Fuente: https://drkrishi.com/art-of-smoke-photography.

 

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Una respuesta a LA CASA DE CAMPO

  1. Muy bien Nicolás. La soledad no es hábito. Es forma de vida también aunque nos envuelve en llamas

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